Uno
de los grandes retos de la Educación Preescolar denominada hoy educación
Inicial es ofrecer al niño y la niña un
ambiente afectivo sano, que le permita dar ese
primer paso de la familia a la escuela como un complemento enriquecedor para un desarrollo equilibrado en todas sus dimensiones, así, las acciones educativas que se inicien en el preescolar
deben estar acompañadas de una crianza basada en el dialogo y la comprensión,
un trabajo en equipo: familia y escuela unidas para desarrollar sus potencialidades
En este sentido es importante establecer acuerdos y un
plan familia – escuela orientado por una serie de pautas para estructurar una personalidad sana en los
niños y hacer de la mediación un proceso de vida que permita el crecimiento del
niño no sólo a nivel físico y cognitivo; también emocional y como ciudadano
garante de derechos y llamado al cumplimiento de unos deberes fundamentales
para la construcción de un proyecto de vida.
Se debe tener en cuenta que el desarrollo de los niños
depende en gran medida de su entorno y de los estímulos que se le brinden y no
sólo de sus capacidades. Para poder aprovechar al máximo el potencial de los
niños y niñas se debe iniciar con un
trabajo donde la escuela y la familia hablen un mismo lenguaje. A continuación
se ofrecerán unos aspectos importantes
que se deben llevar a cabo tanto en la escuela como en la familia para
un proceso de mediación:
1-
Tanto
en la escuela como en la familia los padres y docente deben ofrecer un ambiente
tranquilo en el cual el niño o la niña expresen libremente lo que siente.
2-
En
ambos entornos, las normas deben ser construidas a través del diálogo, no deben
ser impuestas arbitrariamente, ni causar sometimiento, ni tristeza; al
contrario se asumen como un pacto de confianza y se espera que todos las
cumplan porque producen bienestar.
3-
En
familia y en la escuela se invita a asumir pequeñas tareas y responsabilidades
para ir educando la voluntad y la identidad; a su vez, fortalecen la autoestima
a través de la superación de logros y retos que aumentan su confianza.
4-
La
firmeza y coherencia son fundamentales
para que el niño o la niña sientan que en casa y en la escuela se tienen
referentes claros y que no se juega con los sentimientos ni con los acuerdos,
que los adultos y los docentes no se manipulan, se valoran y se respetan.
5-
Los niños y niñas necesitan un tiempo razonable
para realizar sus tareas y para aprender; por lo tanto es necesario tener
paciencia, orientando sus tareas con amor y valorando cada peldaño sin
pretender que de un día para otro
adquieran determinada madurez cognitiva y emocional.
6-
En
casa y en la escuela debe existir el continuo el refuerzo positivo, el cual es
más eficaz y da mejores resultados que una educación basada en los castigos
continuos y constantes reproches que empeoran cuando se acompañan de enfados y
gritos.
7-
Se
debe dar suma importancia a contestar
todas las preguntas que realizan los niños y las niñas porque allí en ese
momento los estamos legitimando como seres importantes. Las respuestas deben
adecuarse a du edad.
8-
Uno
de los regalos más grandes que se pueden dar tanto en la familia como en la escuela,
es permitirles JUGAR, allí se entretejen diálogos, sentimientos, acciones de
suma importancia para aprender a convivir para una autentica mediación.
9-
Por
último, cuando valoramos la iniciativa de los niños y niñas y permitimos que actúen con creatividad en sus
dibujos, sus escritos, sus palabras y su forma de ver la vida, estamos
incentivando proyectos de vida auténticos que nacen de la esencia de cada ser y
es allí donde la comunicación es un puente que conduce al ejercicio de
competencias ciudadanas.
Estos
aportes han de constituir la base para las acciones educativas en el nivel de
Educación Inicial. De allí que la relevancia de la atención educativa en el
preescolar priorice el diálogo permanente y la mediación entre familia y la escuela.
|
Esta última foto, merece una mención “Es una madre de familia del preescolar participando en la estrategia lectura con amor durante el año 2015”
|